miércoles, julio 20, 2005

Triunfo en la oscuridad


Olvidemos por un momento la luz del sol, es tan vulgar. Generalizada, superflua, reveladora de lo físico, ocultadora de lo verdadero. Estoy cansado de caras falsas, sonrisas vacías, palabras cuyo candor y cariño no es mas que una templada apariencia. Estoy harto de dejarme llevar por un viento que me consume y no me lleva a ninguna parte. La luz, vulgar efecto artificial, no somos mas que niños caprichosos imitando al sol, somos Icaros ignorantes cuyas alas se prenden en llamas y sin embargo seguimos volando alto, muy alto. ¡Ah insensatos! Os observo, sí, desde mis profundidades, voláis alto y os veo arder. Es la ironía, pasar vuestros días esforzándose en ascender cada día mas hacia vuestra propia perdición. Y yo, yo despreciado y humillado por vuestra altanera visión, os espero abajo muy abajo. De profundis, desde lo profundo, aquí espero mi momento, mi gran triunfo. Cuando vuestros arneses de artificiales alas se hayan quemado por completo y en descenso mortal veáis desmoronarse vuestro teatrillo de marionetas. ¿Podéis escucharme malditos entre los benditos? Soy yo quien ríe, esa es mi carcajada, porque aquí en lo profundo rodeado de oscuridad y silencio me encuentro... ¡Yo, que me he criado falto de amor y sin el calor de una caricia! Yo, que tuve que aprender a amar la oscuridad como mi refugio y el silencio como mi compañía mas fiel. Soy yo quien ahora hace retumbar la bóveda celeste con mis carcajadas, porque os veré descender desde lo alto falsos ángeles, convertidos en teas aladas. Hace tiempo que os espero, disfrutad de vuestro dolor, del fuego que se nutrirá de vuestro orgullo. Porque cuando este se apague y solos quedéis será la oscuridad quien os rodee. ¡Mi oscuridad y mi silencio! Es aquí donde seréis pasto de la desesperación, la misma desesperación que a mi sin embargo me nutre. Y ya no podréis ni poneros en pie, mucho menos volar. Solo yo que no me someto a nadie, porque aprendí a alimentarme del dolor desde mi mas tierna infancia. Dediquémosle un Réquiem a esas pobres polillas que siguen soñando con alcanzar el sol. ¡¡MUSICA MAESTRO!!