viernes, marzo 16, 2007

He vuelto


Los perros pueden ser animales, pero en unos pocos siglos han conseguido domesticar al ser humano. En la canícula estival, en la embriagadora fecha en que los árboles nos regalan la fragancia moribunda de sus frutos reventados, la dulzura de la putrefacción acariciando nuestras narices grotescas, nos armamos de paciencia y mil inventos para librarnos de calor, insectos y aburrimiento. Decimos vencer a la naturaleza, pero ella es la que campa a sus anchas y nosotros los que acabamos escudandonos tras nuestras muros.

11 Comments:

Anonymous Anónimo said...

que bueno tener un castillo para que le dejen a uno tocar tranquilamente el organillo, le envidio


(debía haber puesto la versión de 1986 me refiero a la mosca, para asustar más a Nathalie, pero soy clásica )

1:24 p. m.  
Blogger Sintagma in Blue said...

Y que siga siendo así, que la Naturaleza parece bastante más inteligente que nosotros.

1:49 p. m.  
Blogger El Fantasma de la Opera said...

Sofia: A veces el castillo es frio, pero hasta el frio es buen compañero. Porque penetra hasta los huesos, hasta la fibra más sensible. En cambio el calor nos hace sudar, entregarnos, y a veces la entrega es pérdida. (En cuanto a la mosca, yo también soy clásico tratándose de algo asi).
Sintagma in blue: Sí, las mayoría de las veces es más inteligente. Nunca nos abandonamos a nuestras más bajas pasiones, y en esa guerra no declarada entre el orgullo de la razón y la inevitable pugna de nuestros instintos, perdemos a veces lo mejor de nosotros mismos.

¡Bienvenidas!

1:56 p. m.  
Blogger Nathalie said...

Bueno, bueno, resulta que me paso a devolverle la visita y a decirte que me ha gustado mucho el comentario que me ha dejado y me encuentro con un mini complot para para aprocharse de mi ajco por las moscas, arañas y demás bichos (puaj!)XDDD
Confieso que esa peli me da mucho repelús y nunca he conseguido verla.

Espero que con tanta visita no te sientas tan solo en un castillo tan grande :)

4:29 p. m.  
Blogger El Fantasma de la Opera said...

Nathalie: ¡Bienvenida! Por supuesto que las visitas hacen de este castillo un lugar menos inóspito. Da gusto que retumben vuestras voces en cada estancia, antes solo vibrantes a traves de las notas... en estos momentos de Bach... Casi llevado por el sueño, pero lúcido, te agradezco tu comentario. El tema de "La Mosca" es peliagudo, lo que ocurre quizá es que tengo demasiado estómago para todo. Me gustaría saber que película hubieras preferido tú.

12:02 a. m.  
Blogger Letra said...

Qué cosa rara los castillos? Porque nos resultan fríos pero misteriosos y nos atrapan...o será solo tanta leyenda que se ha creado alrededor de ellos no?

1:34 p. m.  
Blogger El Fantasma de la Opera said...

Me encanta la frialdad de un buen castillo, esa gotita de humedad cayendo en algun lugar lejano, acompañando con su eco acompasado... Es una melodía a su manera: el imparable y pentetrante camino de la naturaleza, abriéndose paso a traves de la antigua piedra forjada por el hombre... ¡¡Vibra en cada rincón, Fausto!!

2:15 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

he sido tu visitante número 666, tengo premio?
publicas post cada tres o seis meses?


en los castillos el tiempo pasa de diferente forma?

3:40 p. m.  
Blogger El Fantasma de la Opera said...

Siendo cierto, ciertamente, que en los castillos y, aun peor, en mi propio mundo de muros tapiados y sonidos ensordecedores, el tiempo pasa de forma distinta lo cierto es que muy prontito habrá nuevo post. ¡Saludos!

4:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

defina prontito, por favor...quiero poner en hora mi reloj de arena

5:11 p. m.  
Blogger Mago Kaleidoskópico said...

Oh, las frías piedras de mi tierra.

El castillo wagneriano que da el punto corolario al Ven y Cuéntalo.

Cuando estuve allí, precisamente allí, en noviembre, Butrón me auguró un final negro, tan negro como la chaqueta habilitada con la que toco el pito rociero, aunque se diga que las parejas no se casan en noviembre, el mes de los muertos...

6:59 p. m.  

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